domingo, 10 de agosto de 2008

ambiente

Entrada:

Al ingresar al amplio espacio de su hall de entrada, bajo la protección del benéfico Bodhisattva que cuida este ambiente, los ojos no saben en cuál de las fotos que decoran las paredes detenerse: cúpulas de templos y budas dorados, sonrientes rostros con pieles tostadas y ojos rasgados, sabias miradas de niños y monjes vestidos de naranja y púrpura, paisajes que reflejan la tranquila belleza de parajes exóticos, atractivos en su simplicidad. Retrazando los viajes de quienes gestaron este proyecto y lo llevan adelante día tras día, la galería de fotos refleja las miradas de quienes realizaron estos periplos por el sud este asiático. El tuktuk, vehículo a motor de tres ruedas aparece en varias fotos. El elefante también. Ya que el elefante es el medio de transporte que antecede el omnipresente tuktuk moderno, a la vez que el animal sagrado por excelencia y el símbolo que eligió Tuktuk para su logo.

Restorán:

Ambientado en dos salones y un patiecito de hermosos azulejos antiguos, el restorán propone mesas de diferentes alturas. Un buda Tailandés, vestido de oro y luminosas piedritas multicolores, de pie en una esquina del salón principal, agrega una nota a la vez suntuosa y pacífica. Otros objetos artísticos, sombrilla de tela

de un rojo intenso, buda de la medicina cuyo rostro azul es el centro de una pintura sagrada sobre tela característica de la cultura tibetana, coloridas lucecitas que recuerdan las ferias callejeras de Chiang Mai, en el Norte de Tailandia, todo contribuye a crear una atmósfera especial. Quien prefiere tener vista a la calle, puede ubicarse en el salón más pequeño, y admirar las marionetas, el harpa cocodrilo, los gongs, testigos de la diversidad de la tradicional cultura birmana.

Salones y consultorios:

Subir a los pisos superiores equivale a penetrar en el mundo soñado y anhelado del bienestar y la conciencia corporal. Ahí se dan sesiones de masaje, de 90, 60 o 30 minutos y se imparten clases, todas orientadas hacia la salud. El gran Buda de madera protegiendo el salón principal del primer piso, sonríe con benevolencia a quienes, despojados de su calzado y vestidos con cómoda ropa tailandesa, eligen experimentar una de las facetas más atractivas y típicas de las culturas de Oriente: sentir su cuerpo a través de las manos expertas de un terapeuta calificado, para poder trascender estas sensaciones y alcanzar un estado más allá de las definiciones cotidianas. Será el sabor del Nirvana ¿?


0 comentarios:

Publicar un comentario